viernes, 21 de febrero de 2014

Conociendo a César Mallorquí, Premio Nacional de novela juvenil.

Aquí va nuestra segunda entrevista de lujo dentro de la sección Invitados a ECAN Juvenil. Esperamos que disfrutéis de las respuestas de César igual que nosotros.




  • Curiosidad que os haya pasado en un encuentro, firma, presentación... con lectores.

Dos anécdotas. En cierta ocasión, durante un encuentro en un instituto, la profesora me pidió que hablara sobre mi “vida bohemia”. Le dije que mi vida era de lo más normal y no tenía nada de bohemio, pero ella insistió, alegando que todos los artistas éramos bohemios. Le juré que no, que yo escribía siguiendo un horario de oficina, que incluso había llevado una vida más bohemia cuando trabajaba en publicidad que dedicándome a la literatura, pero ella, sencillamente, no me creyó. En su esquema del universo, los artistas eran bohemios y punto.

En otra ocasión, un padre se puso en contacto conmigo y me contó que su hijo de 14 años era autista, y que lo único que leía eran folletos y libros de instrucciones. El buen hombre no se resignaba y le leí novelas en voz alta, pero el chaval no le hacía ni caso. Un día, el padre cogió una nueva novela que resultó ser mía –Las lágrimas de Shiva- y le leyó un rato a su hijo. Al concluir el primer capítulo, el hombre dejó de leer y se fue a hacer sus cosas. Entonces, su hijo se acercó a él, le pidió la novela y, por primera vez en su vida, la leyó de un tirón. Nunca me he sentido tan orgulloso de mi trabajo como en esa ocasión.


  • Un libro que recordéis con ilusión tras su lectura.

Flores para Algernon, de Daniel Keyes. Lo acabé durante una mañana de Reyes, cuando yo tenía 20 o 21 años. Al llegar al final, lloré como una Magdalena. Es un libro tristísimo, pero bonito y tierno al mismo tiempo.


  • Un truco de escritor, o algo que os inspire a la hora de crear nuevas historias, novelas... (una imagen, frase, película...)

Uno no elige las historias que va a contar; son las historias quienes te eligen para ser contadas. Me explicaré: El problema no son las ideas; yo tengo muchísimas, más de las que puedo llegar a contar en lo que me queda de vida. Ahora bien, ideas que me interesen lo suficiente como para concentrarme en ellas durante meses de trabajo… eso ya es otra cuestión. Yo barajo muchas ideas distintas, les doy vueltas en la cabeza, y de pronto hay una que parece desprender luz y eclipsar a las demás, y te atrapa, y no te queda más remedio que escribir esa idea. Pero yo no elijo; ella me elije a mí. Ahora bien, ¿de dónde salen las ideas? De todas partes; las ideas, como el amor, están en el aire.



Agradecimientos a César Mallorquí

0 comentarios:

Publicar un comentario